Espacio Natural Covalagua
El Espacio Natural de Covalagua, perteneciente al Geoparque Mundial Unesco Las Loras es un espacio de la Red de Geoparques de la UNESCO situado en la comarca de la Montaña Palentina, abarca 1.860 hectáreas en el Páramo de La Lora, territorio compartido por Palencia y Burgos. Este paraje es un ejemplo magnífico de formación kárstica, donde el agua ha esculpido un paisaje geológico complejo sobre calizas cretácicas, creando grandes sinclinales colgados o loras. El agua, elemento modelador principal, disuelve el carbonato cálcico, dando lugar a dolinas, lapiaces, simas y cuevas. Una de las manifestaciones más notables es la surgencia de Covalagua, que da nombre al espacio, donde el Río Ivia brota en pequeñas cascadas tras recorrer las profundidades del páramo. Esta superficie caliza elevada se presenta casi horizontal y sus bordes, cortados a pico, sirven como excelentes miradores hacia el norte.
El páramo esconde maravillas subterráneas, siendo la Cueva de los Franceses uno de los mejores ejemplos de cueva kárstica, con mantos, estalactitas y estalagmitas. Esta cavidad recibe su nombre de una leyenda asociada a los soldados de la Guerra de la Independencia. La diversidad morfológica del relieve, situado en el límite entre la región mediterránea y la eurosiberiana, genera una rica fauna y un elevado valor ornitológico. El entorno es hábitat de grandes mamíferos como ciervos, jabalíes, zorros y lobos, junto a pequeños carnívoros como el gato montés y la gineta. También es un territorio privilegiado para rapaces como el águila real, el buitre leonado y el halcón peregrino, que anidan en los farallones rocosos. Un vestigio histórico del manejo de la fauna es el Pozo de los Lobos, una pequeña construcción de piedra restaurada que sirvió durante siglos como trampa para capturar lobos.
El paisaje horizontal está roto por fracturas radicales y una profunda vegetación que contrasta con la aridez general del páramo. En los enclaves de microclima fresco y húmedo, perviven valiosos hayedos, a veces mezclados con tejos, acebos y avellanos o quejigos, que demuestran la influencia atlántica. La cubierta vegetal se completa con matorrales de leguminosas y tomillar-pradera en la altillanura. Muy cerca de la Cueva de los Franceses se localiza el Menhir de Canto Hito, un sencillo monumento megalítico que apunta a antiguas construcciones funerarias neolíticas. Además, el Mirador de Valcabado ofrece un espectacular balcón natural con vistas impresionantes al hayedo de Monte Ahedo y al Valle de Valderredible.



